Si echamos la vista atrás, encontramos un patrón que se repite desde 1450 cuando Gutenberg inventa la imprenta hasta hoy en día. ¿Cuál es ese patrón? Cada “x” surge un invento que ayuda a la comunicación y difusión de información. Al poco tiempo, ya hay profesionales del marketing interesados en ello y buscando la forma de sacarle provecho.
En el caso particular de la imprenta, fue fuertemente aprovechada. En 1730 empiezan a proliferar revistas y en 1830 aparecen los pósteres como principales medios de comunicación. Pero no es hasta 1950 cuando el Marketing florece en todo su esplendor; ese mismo año, los ingresos por publicidad en televisión superan, con creces y por 1ª vez en la historia, a los que proporcionan la radio y las revistas. A raíz de este acontecimiento, la inversión en publicidad vía TV aumentó un 20% en menos de 5 años. Paralelamente, aparece el telemarketing, una nueva técnica de llegar al consumidor por vía telefónica. Por su parte, la publicidad en prensa, resiste hasta los 70. Década en la que, con la publicidad televisiva y el telemarketing en pleno auge, los medios en papel, sufren, por primera vez, las consecuencias del agotamiento del Outbound marketing.
En los 90 el mundo del marketing vuelve a sonreír con la llegada de la “Era Digital” lo cual lleva consigo el boom de las empresas .com. Las primeras son Yahoo! y Ask.com con sus buscadores, seguidos de Google y MSN en 1998. Con todos estos cambios, y la aparición de las redes sociales (2003-2004: Linked In, My Space y Facebook y Twitter en 2006) entra en juego el Inbound marketing. Este nuevo concepto, conlleva un cambio radical en la forma de concebir y de hacer marketing. Ahora ya no es la marca la que bombardea al cliente con la información que ella cree oportuna; ahora, la comunicación es bi-direccional. La marca dice lo que el consumidor necesita saber.